25 de mayo de 2011

Claves para una Catástrofe - 1

Leer el libro Le Livre de l’au-delá de la vie [El libro de allende la vida] no resultó nada simple. Yo no entendía francés muy bien y hasta un simple texto ya me resultaba difícil, por lo tanto, esto era mucho más complicado. Una secuencia de palabras inusua­les, códigos misteriosos, sagradas escrituras y arcaicas palabras mitigaron mi entusiasmo. 
(Fig 3.)
Tuve que leerlo siete    veces para comprenderlo. 

Afortunadamente, mi intuición no me abandonó y no pasó mucho tiempo antes de que yo comprendiera la importancia de algunos de los códigos. Todo el resto era menos importante para mi investigación. Lo que había leído era suficiente para poner el mundo de la egiptología patas para arriba. Las traducciones del Libro Egipcio de los Muertos eran desastrosas, estaban tan llenas de flagrantes errores e interpretaciones equivocadas, que no quedaba nada de su significado original. Sólo Albert Slosman logró traducir las venerables escrituras correctamente y yo pude distinguir con claridad sus asombrosas conclusiones. En primer lugar, el título del libro era una versión errónea, pues debería llamarse El libro de la luz y no El libro de los muertos. ¿Por qué este título? Porque describe con precisión los acontecimientos celestiales que se produjeron durante la caída de la Atlántida. Más aún, describe cómo los sobrevivientes fueron guiados por el Sol en su huida a Egipto. Como lo más importante fue lo sucedido en el Sol mismo. Como el tema central de las escrituras es, en especial, el hecho de que el Sol irradiaba la luz de la luz —en otras palabras, una luz increíblemente intensa—; el nombre correspondiente es El libro de la luz. Con fin de informar cuan razonables son los hallazgos hechos, se presentan los jeroglíficos originales junto con la traducción del primer verso:
Soy el más Elevado, el Primero, el Creador del Cielo y la Tierra, soy el Moldeador de los cuerpos humanos, y el proveedor de las partes espirituales. He colocado al Sol sobre un nuevo horizonte, como un signo de benevolencia y como prueba de la Alianza.
Explicación: él levantó el Sol naciente hacia un nuevo horizonte, entonces la nueva Tierra se hizo realidad.

Para hacerlo, los Mandamientos del Creador, verificados por el más Elevado de Todos, actuando por medio de las Almas de los Antepasados, fueron transmitidos a los más jóvenes, siendo sus cuerpos traídos nuevamente a la vida, por haber empezado a funcionar los Ocho Lugares.
En esta correcta traducción, los códigos astronómicos derraman una nueva luz sobre el origen y la religión de Egipto. Si comparamos esta versión con las otras, las diferencias son realmente notables. Los egiptólogos tan sólo usan jerigonza.
Sin embargo, en la interpretación de Slosman uno puede hallar cosas lógicas, con un poco más de estudio. Más aún, parece que los atlantes conocían y usaban el zodíaco para procesar datos astronómicos.
El día de la destrucción: “He colocado al Sol sobre un nuevo horizonte”. Esta es una acertada traducción. Más adelante, en el libro se dice que el Sol “da vueltas” en el zodíaco (= cordón), lo cual significa que el Sol se mueve por los signos del zodíaco. La única interpretación correcta para esto es que no es el Sol sino la Tierra la que giraba sobre su eje. Este girar sobre el eje hizo que el Sol se elevara a un nuevo horizonte. En otras palabras, la corteza terrestre se había movido, tal como yo lo había leído en otros libros.
La teoría de la obra The Path of the Pole [La senda del Polo] sostiene que la corteza de nuestro planeta ha sufrido reiterados desplazamientos y que estos se produje­ron con mucha rapidez; en cuestión de días o tal vez de horas. Hapgood explica que el caparazón exterior de la Tierra se mueve de tanto en tanto, trasladando algunos conti­nentes hacia los polos. Como resultado de sus estudios, Hapgood asevera en una nota preliminar de su libro The Path of the Pole:
Hasta hace una década, la idea de que los polos a menudo han cambiado su posición en la superficie de la Tierra era considerada como extrema, improbable y sin sustento, siendo apoyada por gente un tanto excéntrica. Nadie con cierto renombre en el mundo de las ciencias iba a tener algo que ver con esto.

Las modas cambian; actualmente, todos los libros que tratan sobre las ciencias de la Tierra dedican espacio al deambular de los polos y a los impulsos continentales.
Este libro presentará evidencia de que el último movimiento de la corteza terrestre (la litosfera) tuvo lugar en tiempos recientes, a fines de la última era glacial.
Como ya lo ha leído anteriormente, los egipcios hablan en sus textos en carácter de testigos de esos notables acontecimientos. Quedé sin aliento cuando empecé a darme cuenta de esto. En otra nota, hallé que este evento, “el gran cataclismo”, sucedió el 27 de julio de 9.792 a.C. He aquí los jeroglíficos:
Soy la temible luz encendida que navega por el cordón, permitiendo desde lejos, en el firmamento, que se juzguen las acciones de todos.
Explicación: Su nombre es Osiris (Orión). Descripción: Él es la semilla del contenido de todos los cuerpos humanos. Segunda descripción:
Su nombre comanda desde lo alto las partes espirituales en los cuerpos humanos. Tercera descripción:
El nombre del Glorioso brilla eternamente en lo infinito. Él crece todos los días en el firmamento de las estrellas.
Explicación: el Sol feroz que se quema muestra que su campo magnético se ha dado vuelta. Esto se cumple por violentas explosiones en la superficie solar, mediante las cuales, el Sol parece “incendiarse” (ver Figura 3).
La configuración estelar de Orión está señalada como el principal culpable de este acontecimiento. Juzga a las almas humanas y su supervivencia. Más adelante menciona que Orión está conectado directamenteGiza. Fueron puestas ahí para advertirnos que Orión es de suma importancia para nosotros y debe ser estudiada minuciosamente. En los escritos de Ibrahim Ben Ebn Wasuff Shah, leemos: “El complejo de Giza fue construido para conmemorar un tremendo cataclismo en el sistema planetario de la Tierra, que afectó al globo, con fuego e inundaciones”.
Llamé a Gino y se lo expliqué. “Gino, te habla Patrick, tengo un problema. Según las venerables escrituras, Orión concordaría con ciertos códigos del día del cataclismo. ¿Podrías averiguar esto?”
“Ahora sí que tenemos un problema. Yo sólo puedo reconstruir en parte la posi­ción de las estrellas y los planetas, tanto en el futuro como en el pasado. ¿Tiene alguna idea sobre qué códigos está buscando?”
“En realidad, no. No logro decodificarlos correctamente. He estado devanándome los sesos durante días, pero no lo hallo”.
“Bueno, sí, eso puede llegar a ser un problema; las posibilidades son enormes”.